El papel de las autoridades locales y regionales en la implementación del Pacto por las Capacidades de la UE

En un contexto europeo marcado por la transición verde y digital, los cambios tecnológicos acelerados y los desafíos demográficos, el desarrollo de capacidades y la formación continua se han convertido en elementos esenciales para garantizar la competitividad de los territorios y la inclusión social. En este escenario, el Pacto por las Capacidades (Pact for Skills) de la UE promueve la cooperación público-privada para abordar los desajustes entre la oferta y la demanda de habilidades en los distintos ecosistemas industriales y territoriales.

En un contexto europeo marcado por la transición verde y digital, los cambios tecnológicos acelerados y los desafíos demográficos, el desarrollo de capacidades y la formación continua se han convertido en elementos esenciales para garantizar la competitividad de los territorios y la inclusión social. En este escenario, el Pacto por las Capacidades (Pact for Skills) de la UE promueve la cooperación público-privada para abordar los desajustes entre la oferta y la demanda de habilidades en los distintos ecosistemas industriales y territoriales. El informe publicado por el Comité de las Regiones analiza cómo las autoridades regionales y locales están contribuyendo a este Pacto por las Capacidades, explorando casos de éxito, estrategias innovadoras y un análisis prospectivo de tendencias futuras en el ámbito de las capacidades y el empleo.

Un ejemplo de buena práctica es la Alianza de Capacidades del Ecosistema Turístico, nacida del proyecto Next Tourism Generation. Esta alianza, formada por más de 80 entidades de toda Europa, trabaja en la detección de nuevas competencias y la creación de asociaciones nacionales y regionales que ayuden a adaptar el sector turístico a los desafíos actuales y futuros. Iniciativas como PANTOUR y PacTS4ALL han reforzado su gobernanza y capacidad de acción. Otro caso destacado es la Alianza Regional de Lombardía (Italia), que ha movilizado 30 pactos territoriales en sectores como el turismo, la energía o la construcción. Con el apoyo de fondos europeos, esta región ha apostado por una estrategia integral que combina el análisis de necesidades de habilidades, la formación continua y el impulso a la colaboración público-privada. En el ámbito industrial, la Asociación Regional para la Industria Química reúne a diez regiones europeas bajo la coordinación de la European Chemical Regions Network. Su objetivo es anticipar la transformación del sector y desarrollar nuevos perfiles profesionales relacionados con la economía circular y el hidrógeno, apoyándose en proyectos europeos como ChemSkills o Hydrogen Skills.

Junto a estas experiencias, el proyecto EURES TMS Sweden 2 destaca por su enfoque en la movilidad laboral sostenible. Ofrece apoyo integral a personas desempleadas y a empresas con necesidades de personal cualificado en sectores como las TIC, la sanidad o la construcción, incluyendo el reconocimiento de cualificaciones y el acompañamiento familiar. Todas estas iniciativas comparten elementos clave: el análisis de las tendencias del mercado laboral, la construcción de ecosistemas regionales de capacidades y una apuesta por la formación a lo largo de la vida. Sin embargo, persisten retos importantes. El análisis prospectivo realizado evidencia que la mayor parte de las actividades de anticipación de necesidades se concentra a nivel nacional, dejando un margen de mejora para las regiones y ciudades.

Además, la inversión en habilidades técnicas de alto nivel y en competencias transversales sigue siendo insuficiente, especialmente en sectores emergentes como la gestión del agua, la energía, las TIC o la agricultura sostenible. Del mismo modo, la atención a los colectivos más vulnerables —mujeres en sectores masculinizados, personas migrantes o con discapacidad— debe reforzarse para garantizar la igualdad de oportunidades. Ante este escenario, es fundamental que las LRAs fortalezcan su capacidad de análisis y previsión, generen alianzas sólidas con empresas y centros de conocimiento, y promuevan una cultura de aprendizaje permanente. La Comisión Europea, por su parte, debe apoyar estos esfuerzos, facilitando el acceso a la información, a la financiación y a las buenas prácticas.

Solo a través de un enfoque territorial, basado en el conocimiento de las necesidades locales y en la colaboración entre todos los niveles de gobierno, será posible preparar a la población para los empleos del futuro y garantizar una transición justa y equilibrada en Europa.