Del taller a la Iglesia
Con más de 400 años de antigüedad, la capa pluvial que lucía San Juan de Ribera en la segunda mitad del siglo XVI, sigue sin ningún resquicio y totalmente conservada en las dependencias del museo de la parroquia de Bocairent.
Con la financiación total de la restauración por parte de la Diputación provincial, valorada en 14.981 euros, el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales ha conseguido recuperar la unidad y la estabilidad de la obra textil, logrando consolidar las áreas deterioradas que han contribuido a su degradación.
Con una decoración principal realizada mediante bordados en metales dorados, la obra se combina con la aplicación sobrepuesta de tiras de tafetán de seda y con un capillo rematado por un galón metálico.
El envejecimiento propio de los materiales constitutivos y el tipo de estructura del tejido fueron motivos suficientes para que el equipo de restauración del Instituto Valenciano interviniese en la rehabilitación de la capa pluvial.
Diversos estudios científicos determinaron el grado de deterioro de los materiales constitutivos y, mediante un análisis del tejido realizado con macrofotografías y con microscopios estereoscópicos, los restauradores decidieron reconstruir las imperfecciones mediante bordados en aguja.
El minucioso trabajo de “pintura a la aguja”, denominado así por el Instituto de Conservación, copia el procedimiento del siglo XVI, en el que se combinaba la pintura con la confección, gracias a los dibujos que realizaban los afamados pintores de la época que, posteriormente, se quedaban bordados en la obra textil.
La restauración de la capa ya contó con una primera intervención en 1892, en la que las Benedictinas de Carcaixent calibraron el bordado original en un nuevo tejido por temor a que se deteriorara el primero, una práctica muy habitual de principios del siglo XX. que hoy en día ya no se realiza, puesto que, actualmente, se parte de la pieza original y se realizan los retoques desde la misma.
Casulla gótica
Por su parte, el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales también ha rehabilitado la casulla gótica que, al igual que la capa pluvial, se encontraba deteriorada debido a factores internos como externos.
Con una decoración principal realizada con bordados de imaginería, concentrados todos ellos en el escapulario, la casulla está dividida en seis escenas separadas en las que aparecen representadas las figuras de San Onofre, San Antonio y San Roque, mientras que la Virgen María con el Niño, Santa Bárbara y San Miguel, abarcan la parte trasera de la obra.
Las condiciones en las que se encontraba la casulla provocaron diversas alteraciones tanto en el tejido de terciopelo verde como en los bordados y en el tejido de tafetán de la base, que presentaban numerosos descosidos y diversos hilos sueltos.
Por todo ello, la intervención devolvió la unidad y la estabilidad a la casulla, con una reconstrucción de las áreas más deterioradas y la eliminación de los agentes que contribuyeron a su degradación.
Con una metodología de estudio idéntica a la de la capa pluvial, se llevó a cabo una investigación para conocer los principales materiales constitutivos y su nivel de deterioro. Se analizaron las fibras textiles, los hilos metálicos, los colorantes y se realizaron diversos estudios radiográficos para proceder a la limpieza mecánica mediante el proceso de microaspiración.
Además, se eliminaron los remiendos realizados antiguamente y se corrigieron las deformaciones mediante un tratamiento de humidificación por ultrasonidos.
Tras la limpieza de la casulla, el equipo de restauración del Instituto llevó a cabo un proceso de tintura con colorantes sintéticos para conseguir un acabado idéntico al de la pieza original. Mediante una fijación puntual de los hilos sueltos y diversos tratamientos de costura, se logró rehabilitar las áreas más descompuestas y se le añadió un tejido semitransparente para lograr protegerlas.
Una vez finalizadas las intervenciones y para dar por concluida la restauración, se diseñó un maniquí adaptado a las características formales y dimensionales de la casulla, con el objetivo de lograr una excelente conservación y exposición en el Museo Parroquial de Bocairent.