La Diputación edita el libro de Concha Baeza sobre los dibujos taurinos de Muro

El Casal Cuarto Tercio de la plaza de toros de Valencia ha acogido esta mañana la presentación de “Muro. Caricaturas, crónicas y críticas taurinas dibujadas”, una obra de Concha Baeza que se suma a los numerosos estudios que la autora ha publicado sobre temas taurinos.

La edición incorpora, además, una selección de los mejores materiales que este singular personaje dibujó para la prensa taurina de Valencia durante los vibrantes años del siglo pasado de la historia del toreo. Muro caricaturizó a los diestros que en la época pisaban el ruedo de la calle de Xàtiva —El Gallo, Sánchez Mejías, Algabeño o Villalta— y puso especial atención en los valencianos como Manolo Martínez, Chaves, Torres y Barrera. Pero fue más allá: el aficionado, el protector, los malos toros, los plumillas vendidos o el mismo miedo fueron también retratados por él. Nada de lo taurino le era ajeno.

Un lápiz afilado

Polifacético y provocador, cultísimo y frívolo a un tiempo, Juan Pérez del Muro Sánchez pasó como un ciclón por la Valencia de los años 20 y 30, dibujó viñetas y caricaturas para la prensa generalista, hizo nacer a “El Colilla”, el primer héroe infantil de la prensa valenciana, ilustró libros, diseñó carteles, fue responsable gráfico de distintas publicaciones e incluso realizó trabajos tipográficos para cine documental.

Esto en referencia a la vertiente visual porque también fue conferenciante, escritor de artículos, entrevistas o reportajes y creador de un libro para zarzuela y de distintos guiones para el cine.

De origen mexicano, este escurridizo personaje pasó por Barcelona antes de instalarse en Valencia, donde dedicó una gran energía a retratar el mundo del toro desde la vertiente humorística. En las páginas de La Reclam y desde 1923 hasta bien entrados los años 30, su agudo sentido del humor y su fina ironía tuvieron distintas expresiones ya que colaboró como escritor, dibujó viñetas y realizó caricaturas. En sus dibujos, Muro es sorprendente y agudo, capaz de sentenciar con dos trazos a un espada al que sube a los altares o hace descender a los infiernos.

El libro, que se incluye dentro de la colección de dibujantes taurinos de prensa (que complementa a los dedicados a Ángel Berlanga y a Sanchis Cortés), recupera así un singular aspecto de este brillante artista que, tras la Guerra Civil y dedicado hasta su muerte en 1949 a ejercicios de ilustración menos atractivos, fue prácticamente olvidado.